La guerra de Independencia afectó por completo la economía de la Nueva España. Una de las causas fue que los caminos se volvieron muy peligrosos por la presencia de partidas de insurgentes y bandoleros. El botín más apreciado era la plata, que se transportaba en el lomo de mulas o en carretas. La plata se transportaba desde las minas hasta la Casa de Moneda de México para ser acuñada. Los capitalistas, en su mayoría criollos (españoles nacidos en la Nueva España) o peninsulares (nacidos en España), optaron por enviar sus riquezas al exterior para evitar exponerlas. Otros las atesoraban o escondían para evitar ser despojados. Además, las minas fueron abandonadas o tomadas por las fuerzas beligerantes para evitar que el enemigo pudiera aprovecharse de su explotación y riqueza. Poco a poco se provocó una gran escasez de dinero , dando paso a la emisión de monedas de necesidad que fueron emitidas por realistas e Insurgentes, llamadas así porque se fabricaron para aliviar la necesidad que existía de circulante.
Por la dificultad para transportar los metales de las zonas mineras a la Casa de Moneda de México, distintas autoridades realistas autorizaron el establecimiento de casas de moneda de carácter provisional cercanas a los yacimientos mineros. Así, se establecieron cecas en Chihuahua, Durango, Guadalajara, Guanajuato, Nueva Vizcaya, Oaxaca, Real de Catorce, Sombrerete, Valladolid y Zacatecas.
En varias de estas casas se troquelaron monedas de necesidad en los tipos oficiales, aunque también se batieron piezas con diseños diferentes a los de la ceca de México. En su mayoría, estas monedas fueron hechas de plata, con excepción de algunas piezas de oro acuñadas en Guadalajara.
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