Debido a la escasez de moneda que afectó a todo el virreinato, el bando insurgente se vio obligado a acuñar su propia moneda para pagar a sus tropas. Las acuñaciones insurgentes fueron realizadas con medios rudimentarios y por no contar con plata, fueron pocas las monedas acuñadas en este metal. Las más abundantes fueron de cobre.
En octubre de 1810, Miguel Hidalgo comisionó a José María Morelos para organizar un ejército en el sur del país. Morelos quedó a la cabeza del movimiento insurgente tras la captura de Hidalgo en marzo de 1811. Con él, inició la segunda etapa de la lucha donde se unieron las ideas de los grupos medios con las exigencias del pueblo y se definieron con claridad los propósitos del movimiento de independencia en el documento “Sentimientos de la Nación”, donde por primera vez se planteó la independencia de México del dominio español.
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